Publicado el Deja un comentario

La revolución silenciosa

En la actualidad nos enfrentamos a una crisis energética, ambiental, económica y social que generan un panorama desalentador en el cuál diversos sectores de la población seguramente nos veremos afectados. Por lo anterior la agricultura urbana, periurbana y de traspatio surge como una alternativa viable para producir alimentos en pequeños espacios dentro de casas, escuelas y áreas públicas, para lograr que la población en general pueda producir y consumir algunos alimentos sin que sea necesario el que dispongan de grandes extensiones de suelo o de maquinaria agrícola.

Son muchos los países que han reconocido la producción en huertos como un factor importante para detonar la Seguridad Alimentaria en su población, entendiéndose por Seguridad Alimentaria cuando: “Todas las personas tienen acceso en todo momento (ya sea físico, social, y económico) a alimentos suficientes, seguros y nutritivos para cubrir sus necesidades nutricionales y las preferencias culturales para una vida sana y activa”. (FAO, 2011)

Los términos de Seguridad y Soberanía Alimentaria no deben confundirse, el primero se centra en el individuo, el segundo refiere a las naciones y el derecho de cada una a definir sus propias políticas de producción, distribución y consumo de alimento de acuerdo a objetivos de desarrollo sostenible, considerando la diversidad productiva y cultural para garantizar el derecho de toda su población a la alimentación.

Por lo anterior se concluye que los sistemas de producción de traspatio son una excelente opción para fortalecer el derecho de las personas a tener una alimentación nutritiva, suficiente y de calidad, aunado a otros beneficios en los aspectos sociales, económicos y ambientales, por mencionar algunos:

  1. Se promueven las condiciones para el desarrollo integral y sustentable al mantener la producción bajo un enfoque agroecológico;
  2. Se genera una dinámica de integración social y se fortalece el desarrollo de capacidades, conocimientos y habilidades de los individuos;
  3. Se favorece la disminución de la huella de carbono.
  4. Se incide en la reactivación económica mediante la comercialización de excedentes posterior a satisfacer las necesidades nutricionales básicas.

Por todo lo anterior, concluyó, que producir nuestras propias hortalizas, plantas medicinales, huevo o carne debe considerarse un derecho y una obligación, debe considerarse una revolución silenciosa.

Textos consultados:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.