
Siempre he dicho que la agricultura es una de las actividades básicas humanas a las que las nuevas tecnologías llegan hasta después de mucho tiempo. Pero si hablamos de agricultura urbana luce su ausencia.
Entiendo el ideal de producir mi propio alimento en un huerto urbano, con el menor uso de pesticidas químicos, pero aún no entiendo muy bien porque la tecnología brilla por su ausencia en dichos huertos.
Podemos estar peleados con muchas cosas, como los pesticidas y fertilizantes de origen químico, pero no podemos dejar a un lado la tecnología, sino que debemos usarla a nuestro favor.
Sé que no hay gran tecnología en los huertos urbanos porque estos todavía ni siquiera se constituyen como una forma de producción masiva, pero confío en que esto suceda en algún momento de la próxima década.
Y hablar de tecnología no implica grandes sofisticaciones, sino un uso inteligente de elementos sencillos como sensores de humedad y temporizadores, con los cuales el riego se puede automatizar a un nivel aceptable.
No olvidemos que uno de los factores por los que los huertos urbanos no se han expandido es que todas las actividades se realizan de forma manual, y aunque se trate de una superficie pequeña el tiempo requerido es elevado.
Si se pudieran automatizar algunas actividades, como el riego y la fertilización, seguramente sería muy bueno para la producción. Y lo mejor es que no se requieren innovaciones, sino sólo trasladar tecnologías.